Mostramos el antes, el proceso y el después para que veas cómo se asienta el pigmento y cómo se integra con la piel tras la cicatrización. El resultado final mantiene la suavidad del trazo y un acabado realista, sin brillos ni saturación excesiva.

Durante el curado, el pigmento se oxigena y baja de intensidad hasta alcanzar un tono estable y armonioso. Seleccionamos mezclas que respetan el subtono de tu piel para evitar virajes indeseados y conservar un aspecto uniforme a largo plazo.

Si el trabajo procede de otro centro, rediseñamos proporciones y líneas para corregir asimetrías y actualizar el estilo. Conservamos lo que funciona y mejoramos lo necesario, buscando un equilibrio que favorezca tus rasgos y realce tu expresión natural.

Un buen curado se traduce en una piel sana, sin bordes duros ni manchas residuales. Las revisiones posteriores aseguran la mínima intervención y el máximo efecto, prolongando la frescura del resultado con un aspecto natural, limpio y coherente.

"Encantada con el resultado. Al principio el color se veía más intenso, pero una vez curado quedó súper natural, justo como quería. Parece mío de nacimiento."

Claudia Romero

"Tenía un trabajo antiguo de otro centro y lo transformaron por completo. Después del curado, el tono es suave, limpio y se funde perfecto con mi piel. ¡Una pasada!"

Patricia Varela

"Me daba miedo cómo se vería después de cicatrizar, pero el resultado final superó mis expectativas. Natural, equilibrado y sin necesidad de retoques. Muy recomendable."

Noelia Campos